miércoles, 17 de agosto de 2011

RAMADAN, EL TIEMPO DE LA MISERICORDIA


No existe un tiempo mejor para iniciar cambios positivos en nuestras vidas que este bendito mes.

El ayuno tiene grandes beneficios tanto sociales como individuales que siempre es bueno mencionarlos, en especial para las personas que están alejadas de cosmovisiones espirituales y que viven sumergidos en concepciones materialistas ajenas a las necesidades del hombre y, por lo tanto, perdidas en los múltiples senderos de lo insignificante.

Ramadán es una oportunidad recurrente para los musulmanes de mejorar espiritualmente y redimir sus almas. Los musulmanes aprovechamos de la mejor manera estos días y noches para adorar a al-lah y hacer buenas obras y acciones,. Es también un ejercicio anual de autocontrol y auto restricción, que nos lleva a mejorarnos como personas y acercarnos a la Presencia de Dios en nuestro ser, reflejando en nuestros actos Su Justicia y Misericordia.

El ayuno levanta el espíritu, fortalece la voluntad, y afirma una entrega total a la voluntad de Al-lah.

Además de la abstinencia de estas necesidades ordinarias y lícitas (comida, bebida y relaciones matrimoniales durante las horas comprendidas entre el alba y el ocaso), los musulmanes también se esfuerzan en:

Incrementar sus actividades devocionales durante este mes sagrado. Junto a las cinco oraciones diarias habituales, se realiza una oración adicional llamada tarawih, que es realizada únicamente en Ramadán. Es realizada de forma individual o colectiva cada noche. Fue también una sunnah (práctica del Profeta) el recitar el Corán completo durante este mes, y muchos musulmanes de hoy en día siguen esta tradición.

Refrenar la lengua y el ejercitar el autocontrol: el musulmán intenta ayunar con sus sentidos (evitando que nuestros ojos, oídos, lengua, etc, cometan faltas y/o dañen al prójimo

Ayunar con el “corazón”(tratando de estar siempre presente en todo aquello que Dios ordena y estar ausente de todo lo que Dios nos ha prohibido).

Dar ayudas económicasy morales a quienes tienen necesidad es otra de las obligaciones del ayunante, esto nos permite concebir las dificultades de los necesitados a través de nuestra propia experiencia. a Cada integrante de nuestra comunidad al final del mes entrega el Zakat (contribución obligatoria), que se realiza como un gesto de justicia social y no solamente de solidaridad.

El ayuno hace así al musulmán disciplinado y tenaz. Le enseña a ser flexible y adaptable en sus hábitos, a ser capaz de soportar las dificultades y a saber apreciar los dones que Dios le otorga y de los que disfruta normalmente. El ayuno capacita también al musulmán para sentir la experiencia diaria que sufre el indigente y a ser, de esta forma, activo en su compasión y ayuda hacia él.

El Islam reconoce que la comida, bebida y sexo, son necesidades que crean en el ser humano unos lazos de dependencia. Por ello, se requiere al musulmán para que durante un mes al año se despreocupe de la satisfacción de estas necesidades en las horas diurnas para desarrollar su naturaleza espiritual. Y por lo tanto El ayuno es una herramienta para aprender a resistir o controlar nuestros deseos y pasiones.

Mientras un ayuno tal puede parecer difícil a aquellos que no están acostumbrados a hacerlo, en la práctica es no solo tolerable sino incluso fácil para la mayoría de los que lo realizan.

Nota: Cabe decir además que solo aquellas personas que han llegado a la pubertad y que son capacitados deben ayunar; los niños, los ancianos, los enfermos, la mujer con el período de la menstruación, la mujer embarazada y los viajeros entre otros, no están obligados a realizarlo

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